Economía circular, un modelo esencial en el sector de la construcción

El término “economía circular” está cada vez más presente en las estrategias de negocio y en las agendas gubernamentales. Se trata de un concepto que busca cambiar el modelo de consumo actual de “comprar-utilizar-desechar”, es decir, un sistema lineal basado en la producción de recursos que se desechan de forma indiscriminada e insostenible. Por lo tanto, el objetivo que persigue este modelo es el de fomentar la reutilización, reciclaje o reparación de los productos para crear un sistema económico sostenible.

La economía circular ofrece un marco de soluciones que se alinean con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU; vinculando el desarrollo económico con otros retos globales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o el incremento de residuos y de contaminación. De la mano de este tipo de medidas sostenibles, la circularidad revoluciona la forma en que diseñamos, producimos y consumimos, al tiempo que ayuda a regenerar espacios naturales. En este sentido, coincide con la filosofía de la sostenibilidad a la hora de combatir el cambio climático con medidas que fomentan la durabilidad de los productos y la optimización de procesos.

Al ritmo de consumo actual, harían falta 1.7 planetas para atender la demanda de recursos global y por eso es necesario actuar en aquellos sectores que más consumen, como el de la construcción. Para ser efectivos y revertir esta situación, los cambios en materia de sostenibilidad y circularidad dentro del sector deben abarcar aspectos como la ejecución de obra y la fabricación de los materiales necesarios para la construcción. Por ejemplo, según el artículo de Manuel Albaladejo, Paula Mirazo y Laura Franco Henao para el blog de la ONU, cambiando la forma en que producimos y utilizamos el acero, el cemento, el aluminio y el plástico se podrían reducir las emisiones GEI provenientes de estas industrias hasta en un 40% para 2050. En el plano económico, el uso de acero reciclado o reutilizado para la construcción de edificios podría generar a su vez hasta un 25% de ahorro en los costes de material por tonelada de acero.

¿Cómo contribuyen los certificados de sostenibilidad a la circularidad?

Atendiendo a la propia filosofía de la economía circular, BREEAM fomenta y certifica edificios que tienen un mayor ciclo de vida. Este aspecto es importante, ya que evita la obsolescencia prematura del edificio y garantiza que el inmueble cumpla su función en condiciones óptimas durante más tiempo y con un menor coste de mantenimiento. La propia UE promueve a través de sus últimas normativas que el sector construya de forma sostenible para evitar la construcción de espacios ineficientes, contaminantes y de escasa calidad. Un edificio mal construido es perjudicial para los usuarios y el medioambiente, pero también sale caro para sus usuarios y gestores al necesitar reparaciones periódicamente y tener un mayor consumo de agua y energía.

Otro aspecto relacionado con la circularidad en el que inciden las metodologías de construcción sostenible es la adecuada gestión de los residuos y la reutilización de materiales durante la obra. De esta manera se busca optimizar los recursos y ver que materiales pueden volver a utilizarse en otra edificación. El propio aprovechamiento de suelo previamente urbanizado es un requisito que BREEAM evalúa a la hora de certificar, evitando el consumo de recursos, el daño medioambiental y el gasto energético que supone preparar suelo virgen para la construcción. Por último, hay que poner en valor la importancia de que los edificios cuenten con un sistema de monitorización para controlar sus consumos de agua y energía. Es la manera más eficaz de detectar fugas y evitar derroches innecesarios, brindando a los gestores del inmueble la posibilidad de elaborar estrategias más eficientes y responsables.

Un edificio sostenible dura más tiempo, requiere menos mantenimiento, consume menos y fomenta el reciclaje y la optimización de materiales. Todos estos elementos sostenibles concuerdan con los valores que promueve la economía circular y es necesario seguir impulsando metodologías y normativas que ayuden a reducir el impacto medioambiental de los edificios.

Un modelo económico presente en todo el mundo

Más allá de la contaminación que genera y los recursos que consume el sector inmobiliario, la economía circular debe prevalecer en todos los sectores productivos si queremos combatir el cambio climático. La UE y China son las dos potencias que más han avanzado en este sentido, incentivando políticas medioambientales y facilitando la transición interna hacia la circularidad.

En Europa, el fin del modelo de consumo lineal progresa gracias a políticas como el Pacto Verde Europeo y el Plan de Acción para la Economía Circular, que sientan las bases para una correcta transición y sirven como hoja de ruta para todos los gobiernos nacionales y regionales del continente.

Para cumplir estos objetivos y seguir los planes marcados por los gobiernos es necesario el acceso a financiación. Según la ONU, desde 2016 se han multiplicado por diez los fondos privados vinculados a inversiones en actividades relacionadas con la economía circular y, solo en 2020, los activos gestionados por fondos de capital público relacionados con la circularidad se han multiplicado por catorce. El compromiso económico de entidades públicas y privadas a escala global, es el motor que va a cambiar nuestro modelo de consumo en los próximos años.

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