Los sectores más contaminantes del planeta y sus soluciones

A nivel global, la lucha contra el cambio climático se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales y económicas. Los bruscos cambios meteorológicos, la aparición de nuevas enfermedades, la desaparición de glaciares, la deforestación y la destrucción de biodiversidad son algunos de los problemas que estamos afrontando y que justifican políticas medioambientales serias y rigurosas. Es necesaria una actuación inmediata y consensuada para evitar que la crisis climática derive en una crisis económica y social sin precedentes.

Para proteger la casa de todos, los Gobiernos han firmado acuerdos y se han creado iniciativas como el Pacto Mundial, que permite a las empresas participar activamente en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la ONU. Estos 17 ODS sirven de guía para el sector privado; donde las compañías líderes en las industrias más contaminantes del planeta llevan años planificando su transformación hacia un modelo respetuoso con el planeta. No obstante, ¿en qué sectores es más necesaria esta transformación hacia un modelo sostenible?

Sector energético

Se estima que la producción de energía genera en torno al 60% de las emisiones globales de CO2. Aunque estas emisiones están más limitadas en EEUU y la Unión Europea, hay que recordar que la quema de combustibles fósiles como el carbón sigue siendo el recurso más utilizado para la producción de energía. A todo esto, se suma el uso de combustibles como el petróleo y el gas, cuya producción y refinamiento es responsable de al menos un tercio de las emisiones de CO2 globales.

El petróleo y sus derivados (gasolina, polietileno, fertilizantes y detergentes) emiten un total de 8,4 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, según el informe de la agencia Thomson Reuters. Estas cifras son insostenibles y sitúan al sector energético y la industria del petróleo como los más contaminantes del planeta.

¿Cómo se soluciona? Los combustibles fósiles, que a su vez son los más contaminantes, son un recurso finito y ya existen alternativas para la producción energética a través de fuentes renovables: solar, eólica, geotérmica, mareomotriz… Se debe regular y potenciar la inversión en energías limpias para que se conviertan en la fuente principal del suministro eléctrico. Libres de emisiones de CO2, debe democratizarse el acceso a este tipo de energía y destinar recursos a su investigación y desarrollo para seguir potenciando y optimizando los sistemas que la hacen posible.

Sector de la moda

Según la ONU, el sector de la moda es una de las industrias más contaminantes y con mayor impacto ambiental. Esto se debe principalmente a la denominada ‘fast fashion’ o producción masiva de ropa, sujeta a tendencias periódicas, que provoca una renovación constante de las prendas antes incluso de que el consumidor las demande.

Esta producción de ropa genera miles de toneladas de emisiones de CO2 y requiere una cantidad excesiva de agua y productos químicos. Además, la globalización y el comercio electrónico han favorecido que se multipliquen las emisiones asociadas al transporte y la distribución de la ropa en domicilios y locales.

En este apartado, es fundamental la concienciación social y el fomento de un consumo responsable. Aunque la industria debe apostar por modelos de producción sostenibles y el uso de fibras naturales y ecológicas, manufacturando en talleres de proximidad; los consumidores son quiénes realmente pueden contribuir y dirigir el sector  hacia un modelo sostenible. Reparar calzado, remendar ropa, comprar prendas fabricadas con materiales duraderos y ecológicos o fomentar los mercados de ropa de segunda mano, son algunas de las soluciones para implementar un modelo circular en el sector.

Sector de la alimentación

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) por cada kilo de carne que consumimos en un país desarrollado, son necesarios 15.000 litros de agua para su producción y hacen falta entre 1.000 y 3.000 litros para obtener un kilo de arroz. Por poner en perspectiva esta cifra, un inodoro consume una media de 10 litros de agua, por lo que producir un kilo de carne equivale a tirar de la cadena 1.500 veces. Según datos de la ONU, el sector de la alimentación consume el 70% de los recursos hídricos del planeta y, provoca casi el 10% de las emisiones globales de CO2.

De nuevo, es necesario un cambio de hábitos por parte del consumidor para reducir el impacto ambiental de este sector. Como mencionamos al hablar de circularidad, actualmente hacen falta casi dos planetas para satisfacer la demanda global de recursos. Afortunadamente, cada vez tiene más aceptación el consumo de alimentos ecológicos y de proximidad, lo que limita mucho el impacto medioambiental de su producción. Reducir el consumo de alimentos de origen animal y apostar por las verduras, legumbres y hortalizas de temporada es otra solución para seguir reduciendo la huella medioambiental de la industria alimentaria.

Sector del transporte

En las áreas más desarrolladas del planeta, el transporte es responsable de gran parte de la contaminación en entornos urbanos. Se estima que en Europa el 24% del CO2 proviene del desplazamiento de vehículos particulares y camiones o buques destinados al transporte de mercancías. Mención aparte merece el tráfico aéreo, responsable del 2% de las emisiones globales de CO2, que convierte a los aviones en el medio de transporte más contaminante del planeta.

En un mundo globalizado, el transporte de mercancías y personas no deja de aumentar, por lo que es necesario fomentar el uso de vehículos eléctricos y seguir fomentando un urbanismo sostenible que priorice el transporte público y los accesos peatonales. Además, la sostenibilidad está cada vez más presente en el sector logístico para que se tengan en cuenta aspectos como la ubicación, que reduce considerablemente el número de desplazamientos al acortar los trayectos.

Sector de la construcción

La mitad de la polución en las ciudades y el 40% de las emisiones globales de CO2 las genera la construcción y el uso de los edificios en los que vivimos, trabajamos o estudiamos. El 80% del parque inmobiliario español está obsoleto y es ineficiente, por lo que todavía hay más edificios contaminantes que sostenibles. Las metodologías como BREEAM buscan transformar el sector y orientarlo hacia un modelo sostenible, para que los edificios generen menos emisiones, menos residuos y derrochen menos agua.

La rehabilitación y la construcción desde un enfoque sostenible, permite que actualmente haya edificios energéticamente independientes, construidos con materiales de bajo impacto y respetuosos con la biodiversidad de su entorno. Este es el camino para encontrar un equilibrio entre la actividad humana y el respeto medioambiental.

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